Bultaco Mercurio 155

 

Mi reseña sobre la Bultaco Mercurio 155

(moto clásica española)

PARTE DE LA HISTORIA DE ESPAÑA

No puedo dar una opinión muy precisa de esta moto, no puedo porque no entiendo de motos clásicas y no tengo forma de compararla con ninguna de sus alternativas.

Solo pretendo hacer una modesta reseña sobre ella y exponer unas cuantas fotografías de la que tengo en casa, la cual tiene bastantes modificaciones. Y he de advertir que algunos de los datos que incluyo los he encontrado en Internet, y puede que contengan errores.

Antes de continuar, contaré que se trata de una motocicleta muy sencilla y que en su época ya lo era, tenía que serlo para conseguir que fuera lo más económica posible: su venta estaba orientada a un sector de la población no muy pudiente necesitado de un medio de transporte. Por lo visto, sobre todo se podía encontrar en zonas rurales —he leído que se la conocía como “la moto del pueblo”—.

El modelo Mercurio fue muy vendido durante bastante tiempo (1960-1986). La 155 solo es una más de la familia Mercurio. La mía en concreto se trata del modelo 22.

La lista de las Bultaco Mercurio es la siguiente:

Bultaco Mercurio 125 Mod. 7 (1960-1966) (9.177 unidades)

Bultaco Mercurio 155 Mod. 9 (1963-1966) (21.899 unidades)

Bultaco Mercurio 175A y 175N Mod. 13 (1962-1966)

Bultaco Mercurio 155 Mod. 22 (1966-1974) (15.515 unidades)

Bultaco Mercurio 175 Mod. 22-1 (1966-1974) (1.328 unidades)

Bultaco Mercurio 200A Mod. 35 (1966-1968) (1.014 unidades)

Bultaco Mercurio 155GT Mod. 139 (1974-1976) (1.051 unidades)

Bultaco Mercurio 175GT Mod. 175 (1976-1986) (2.450 unidades)

Por lo que veo, la Bultaco Mercurio 155 es una versión más moderna de la Bultaco 155 Mod. 2 (1960-1962), con 6.916 unidades. La Mercurio 155 se estuvo vendiendo durante 12 años. Si no me equivoco, fue la moto más vendida de la marca, bastante exitosa en general, con unas 37.414 motocicletas fabricadas si contamos las dos versiones —Mercurio 155 Mod. 9 y Mercurio 155 Mod. 22—.

Se puede decir que la Mercurio 155 forma parte de la memoria de España ya que estuvo muy presente durante una época. Digo de España ya que la moto es española y aunque sí se llegó a exportar al extranjero, no destacó en eso.

CARACTERÍSTICAS

El color: Una de las características más propias de la Mercurio 155 es su color azul marino y plata. Tengo entendido que era el único color existente.

Hay quien dice que algunas unidades salieron en rojo y plata, pero lo más probable es que las confundieran con la Bultaco Saturno —muy similar a la modelo 9— o con la 175 Mod. 22-1 —muy similar a la modelo 22—.

El depósito: Su otra gran característica es su depósito de forma ovalada. No todas las Mercurio tienen el depósito con esta forma, y hay otros modelos de Bultaco que no son Mercurio que sí lo tienen.

Es el principal motivo de que la moto me parezca bonita, la forma de su depósito. Y tiene una capacidad muy buena: 12 litros. Teniendo en cuenta que consume menos de 4 litros a los 100 kilómetros —2,9 litros/100 declara la marca—, estamos hablando de una autonomía de más de 300 kilómetros.

Su motor: Un monocilíndrico de 2 tiempos, refrigerado por aire, con 147,78 cc y 11,7 cv a 5600 rpm. Estoy hablando del de la modelo 22, porque el de la 9 era de 153,16 cc y tenía 11,6 cv a 5500 rpm (igual que el de la 155 mod. 2).

La velocidad máxima que alcanzan ronda los 90 km/h en llano. Hoy a la mía le cuesta llegar a esa velocidad, aunque en bajada puede superarla.

Otras características: Tiene cuatro marchas, la primera es bastante larga —con la que se alcanzan unos 40 km/h, casi la mitad de su máxima—. Tiene un bastidor de simple cuna. Según su manual, pesa 93 kg en seco. Las medidas de los neumáticos son 3´00 x 17 tanto la delantera como la trasera (yo las llevo con unos 1,6 bares de presión, aunque el manual recomienda 1,4).

Las claves del éxito: Las características que la hicieron ser muy vendida fueron tres: era barata, lo que permitía a la gente menos pudiente tener un medio de transporte a su alcance; muy sencilla, por lo que era fácil de mantener y de reparar; y tenía fama de ser muy duradera.

ELEMENTOS QUE SE PERDIERON

Cuando en la actualidad veo alguna Mercurio 155, la mayoría de las veces la encuentro sin algunas de las piezas con las que salió al mercado.

El carenado: La pieza que más se ha perdido es un carenado que cubría la parte de las piernas y una pantalla que protegía del viento. No sé si existía para todos los modelos o solo para el modelo 22, ni tampoco sé si venía de serie, cosa que dudo, o era un extra; pero es algo difícil de ver en una Mercurio de hoy, supongo que el principal motivo es que estéticamente es horrible —al menos para mí—.

La parrilla portabultos: Otra pieza que casi nunca veo en estas motos es la parrilla portabultos que iba detrás del asiento, muy útil en su día, pero que también resta algo de belleza.

La matrícula delantera: La matrícula pintada en un lateral del guardabarros también se ha dejado de ver muchas veces. Supongo que en su época era algo obligatorio.

El asidero: Y por último, el asidero que traía cruzando el asiento, una cadena recubierta por un plástico de color. El de la mía es de color verde, desconozco si había otros colores. Es otro de los elementos que nunca veo puesto, y el caso es que este es obligatorio incorporarlo a la hora de pasar la ITV.

LO QUE MI MOTO NO TIENE DE SERIE

Tengo que decir que original tiene el chasis, el depósito, el motor y poco más; pero a la hora de restaurarla, he intentado que tuviera las piezas lo más similares posibles a las originales, a excepción de las siguientes —sé que a los puristas de las clásicas no les gustará—:

La pintura: Como ya expliqué antes, las Mercurio 155 salieron en color azul marino, sin embargo, hoy se pueden encontrar con otros colores ya que muchos propietarios decidieron dar a sus motos un toque de distinción. Y de las que vemos en azul, muchas tampoco son del tono original, seguramente perdido al ser restauradas.

La mía, como se puede ver en las imágenes, ahora es negra; aunque he respetado el diseño y su parte plateada. Las líneas que filetean los colores originalmente son de color negro, en la mía son blancas.

Carenado de la caja de herramientas: La modelo 22, a diferencia de la modelo 9, trae una especie de carenado debajo del asiento que incluye la caja de herramientas. A mí me gusta mucho más la versión anterior, en la que trae la caja de herramientas sin ningún tipo de plástico.

Como la caja de herramientas del modelo 9 no se puede instalar en el modelo 22 por no encajar bien, he decidido dejar el hueco libre debajo del asiento.

Cubrecadenas: En el modelo 22, el carenado de debajo del asiento hace la función de cubrecadenas en la parte central. En el modelo 9 al no tener ese carenado, lleva un cubrecadenas central en esa parte.

Como yo dejé el hueco libre debajo del asiento, adapté el cubrecadenas central del modelo 9 en la mía.

Los amortiguadores traseros: La Mercurio 155 tiene los amortiguadores traseros recubiertos con los embellecedores negros y cromados parecidos a los delanteros, pero a mí me gusta más cómo los tiene la Bultaco Metralla mk2: los delanteros son similares a los de la Mercurio, pero los traseros llevan los muelles cromados vistos.

Yo he intentado que quedara como la Metralla en eso.

El carburador: El carburador original de la Bultaco Mercurio 155 es el Zenith 20 mx, característico por la forma de su filtro de aire.

Yo conservo el Zenith original, pero me daba problemas porque el flotador se quedaba pillado a veces y tiraba la gasolina a chorros. Podía haber buscado otro Zenith 20 mx para mi moto, pero ya no los fabrican, por lo que tendría que ser de segunda mano y eso no me daba la garantía de que fuera a funcionar bien. Por eso, preferí buscar un carburador nuevo y asegurarme su correcto funcionamiento. Me decanté por el Amal 20, que aunque se sigue fabricando actualmente, ya se fabricaba en la época, a diferencia de otros que también son compatibles, pero que no conjuntan igual de bien por ser más modernos.

Como se ve en las fotos, el filtro de aire que lleva sigue siendo el del Zenith. Lo compré así para que no rompiera mucho la estética típica de la Mercurio 155.

También tengo que decir que la modelo 22 traía un embellecedor cubriendo el filtro de aire, pero a mí me gusta más cómo queda sin él, como en la versión anterior.

El espejo retrovisor: Estas motos no tenían espejos retrovisores, pero ahora es obligatorio llevar al menos el izquierdo. Me decanté por el que va instalado en el puño, que es el que más se suele ver en estas motos.

MI EXPERIENCIA

Contaré cuál es mi experiencia con esta moto. Se puede decir que es una Mercurio 155 desde el punto de vista de un ignorante de las motos clásicas.

Sonido: El sonido me encanta, sobre todo en parado. Suena realmente bien para ser un motor de 147,78 cc. Luego en marcha, también me gusta, más aún cuando petardea al desacelerar; pero claro, cuanto más se la acelera, más agudo suena.

En cuanto a decibelios, ha pasado la ITV por tratarse de una moto de esta época, pero si fuera una moto más moderna, no pasaría la prueba ni de lejos. Lo que han hecho es tomar la medida de su volumen y dejarla como referencia para futuras inspecciones.

Arranque a patada: Este tipo de arranque tiene su gracia, tiene su gracia para una moto de la época visto desde la perspectiva de la nostalgia. Yo me imagino tener que arrancar así mi moto todos los días para ir al trabajo y sería una tortura —por lo de que las cuesta arrancar en frío—.

Creo que hay algún modelo de moto actual que sigue teniendo este sistema, pero son los menos y los que los tienen, a menudo también tienen el arranque eléctrico. Y desconozco si las motos actuales con este sistema arrancan a la primera, pero en las motos antiguas no siempre.

La mía a veces, hay suerte y arranca en los primeros intentos, pero otras hay que darle muchas veces hasta que decide a arrancar, y termina uno verdaderamente cansado. Eso sí, una vez que ya ha estado arrancada ese día, la moto se pone en marcha a la primera. 

Tengo que decir que con el carburador Amal 20 arranca mucho más fácilmente con el Zenith 20 mx, nada que ver. Cebándolo bien de gasolina, este sí suele arrancar en pocos intentos.

Y aprovecho para indicar que antes de dar la patada para su puesta en marcha, es recomendable girar la palanca suavemente a la vez que se está apretando el embrague para que se suelten los discos.

Claxon: No sé si es así en todas las clásicas, ni si quiera sé si es así en las Mercurio 155, pero el claxon de la mía que aunque es similar al original, es nuevo, apenas se oye. Pero el caso es que ha pasado la ITV.

El sonido no tiene nada que ver con el pitido de las actuales, es una especie de timbre antiguo. Se puede comprobar en el vídeo que dejo abajo.

Alumbrado: Pues como era de esperar, no alumbra mucho. Tampoco tenía intención de ir con esta moto por la noche.

A la luz del día, no noto la diferencia entre la luz de cruce y la luz larga.

Y he de señalar que la luz del freno sólo se enciende pisando el freno trasero, lo que es un problema bajo mi punto de vista ya que el freno más usado es el delantero, no usando siempre el trasero: lo que podría provocar un alcance por parte del vehículo que nos sigue si frenamos de golpe solo con el delantero.

Frenada: Los frenos son de tipo tambor, que hoy en día es raro ver. La mía en concreto no frena mucho. El freno delantero todavía consigue detener la moto si no se va rápido, pero el trasero ni eso.

Se pueden regular los cables para que apliquen más o menos contacto, por lo que se puede hacer que frene más; pero si se aprietan mucho esos cables, llega un momento que sin accionar los frenos, las ruedas se bloquean solas.

La instalación de los frenos es reciente, así que espero que cuando tengan un poco más de uso, se hayan adaptado mejor sus piezas y sean más efectivos.

En parado: Tiene sus puntos negativos, como que el radio de giro de su manillar es muy escaso, lo que hace que haya que maniobrar bastantes veces a la hora de moverla en un espacio reducido; y que después de haber estado en funcionamiento, hay que tener mucho cuidado de no tocarla en ciertas zonas ya que las quemaduras que puede producir son considerables. Lo bueno es que pesa muy poco y una sola persona la puede levantar de una rueda sin problema, lo que la hace muy manejable.

Comodidad: Tiene un asiento muy ancho y de aspecto mullido, es un sofá en comparación con los de las motos actuales; sin embargo, no es tan cómodo como aparenta. En realidad, apenas tiene mullido y me resulta algo duro.

La postura a la hora de ir montado, tampoco me resulta la más natural, siento que voy bastante encogido: el manillar queda a muy baja altura, solo sube un poquito respecto del asiento, y las piernas quedan muy abiertas. Tengo que decir que cuando voy en carretera con ella, me da la impresión de que voy sentado en un taburete que vuela hacia adelante a ras de suelo: es súperbajita y no tiene ningún elemento que frene o desvíe lo más mínimo el viento, en eso es una naked total.

Vibra, vibra mucho, vibra toda ella. Lo del manillar puede pasar más desapercibido ya que debido a la postura que se adopta, el peso del cuerpo no recae en los brazos y por lo tanto, no afecta de la misma manera que si así fuera; pero lo de las estriberas no había visto nada parecido en otras motos. Solo hay que intentar mirar algo a través del espejo retrovisor para ver de lo que hablo: las vibraciones borran toda nitidez posible del reflejo. Ahora bien, tengo que aclarar que esto no lo veo como algo negativo —no para mí, que no tengo esta moto como medio de transporte—, esta característica de la moto contribuye mucho a transmitir las sensaciones propias de una moto clásica al que la conduce.

Y lo que más hace que no me resulte tan cómoda es su amortiguación. Puede que esto sea solo en la mía ya que las suspensiones no son las originales, pero en marcha, ante cualquier bache, da la sensación de ir encima de una tabla carente de cualquier tipo de amortiguador.

Funcionamiento: En cuanto a funcionalidad, en las primeras marchas, acelera bien, hay que tener en cuenta que es un motor pequeño, pero tampoco noto el tirón que se supone que tienen las de dos tiempos.

El que no haya indicación de las revoluciones del motor para mí es un inconveniente. Se supone que con el sonido se puede deducir el régimen al que trabaja el motor, pero la verdad es que a mí no me resulta nada evidente. Lo bueno es que en el manual de usuario viene especificado la marcha en la que hay que ir según la velocidad que lleve, por lo que basándonos en esa referencia, se sabe más o menos cuando hay que accionar el cambio.

En cuanto al cambio de marchas, en mi moto, y digo en mi moto porque estoy convencido de que esto es algo particular de la mía, las marchas no entran siempre bien, y peor aún es reducir de 3ª a 2ª, que a veces se queda en un punto muerto donde no debería haberlo. En bastantes ocasiones, tras intentar subir o bajar marchas, ya no sé en qué marcha voy.

Y otro dato importante es que la moto tiraba mucho aceite por la junta que une el escape con el motor. Hasta el punto de manchar la pierna derecha y por supuesto todo el escape y otras zonas de la moto. Esto lo solucioné aplicando un producto llamado junta líquida (concretamente, Nural 28) en la parte que empalma el tubo de escape con el hueco del motor.

MANTENIMIENTOS

He de decir que de seguir las indicaciones del manual de forma estricta, para el que en su día hiciera muchos kilómetros a esta moto, debía de ser una molestia. A penas puedes hacerla 500 kilómetros sin tener que estar revisando o ajustando algo; aunque en la práctica, seguro que más de uno se descuidaba de ello.

La parte buena es que sus mantenimientos no son complicados y están al alcance de cualquiera.

No voy a explicar cuáles son porque ya vienen bien especificados en su manual, que se puede encontrar en Internet, pero contaré qué aceites uso yo, que por otro lado, puede que no sean los más correctos.

Para la mezcla de la gasolina, me he decidido por el Castrol Power1 2T. Por nada en especial, porque es una marca conocida y estaba a buen precio. Aunque el manual indica que la mezcla ha de ser un 5% de aceite-un 95% gasolina, he leído que con los aceites actuales es mejor dejarlo en un 2% de aceite, un poco más si está en rodaje tras una restauración.

Para el aceite del embrague (250 ml), que es el del tapón más adelantado de la parte de arriba del motor —lo especifico porque el manual no lo dice, al menos el que yo tengo—, escogí el Motul Transoil 10W30. Este aceite viene especificado para la caja de cambios —que en verdad, no es lo mismo que el sistema del embrague—. En el manual especifica que ha de ser SAE 10, de los que encontré este es el que mejor encaja con la descripción, y he leído que más gente le pone este aceite.

Y para el aceite del cambio de marchas (600 ml), el tapón más atrasado, elegí el Castrol TansMax AXLE EPX 80W90 ya que el manual indica un SAE 90; aunque después vi que es el manual de la modelo 9 el que indica SAE 90, el de la modelo 22 indica SAE 140. Como he leído que el 80W90 tampoco le va mal a esta moto, de momento lo dejaré así, pero en el próximo cambio, probaré con el aceite de transmisión Motul 85W140 HD. 

CONCLUSIÓN

Por qué no

Como antojo de los amantes de las clásicas, considero que no siempre merece la pena adquirir una de estas por los siguientes motivos:

Moto delicada: No te permite viajar bien con ella debido a la demanda de mantenimientos que tiene y a la facilidad de tener algún fallo inesperado o ruptura de alguna pieza.

Moto común: No es una moto muy exclusiva, por lo que si la intención es tenerla como pieza única de exposición o con la intención de que se revalorice en el futuro, hay muchas mejores opciones.

Su precio: Si buscas una de segunda mano que esté en buen estado, lo normal es que esté entre los 2.000 y 4.000 euros, y restaurar una en un taller te va a costar entre 3.000 y 7.000 euros.

Por qué sí

Entonces, ¿por qué adquirir una Bultaco Mercurio 155?

Factor sentimental: Al haber sido una moto tan vendida en nuestro país, no es raro que en tu familia haya habido una de estas, incluso que la hayas tenido tú mismo si ya tienes una edad, y eso es un motivo más que justificado para querer tener una en casa. De hecho, este es mi caso, la que yo llevé a restaurar es la que tuvo mi padre de joven, tirada en un almacén durante muchos años hasta que decidí rescatarla. Económicamente, ya advierto que no merece la pena restaurarla porque dudo de que la llegue a vender por lo que me ha costado; sin embargo, he querido revivirla como capricho: es una moto que tendré siempre como muestra de lo que fueron las motos clásicas. Estoy convencido de que algún día tendrá mucho más sentido del que hoy ya tiene.

Moto histórica: Para el que le guste coleccionar motos clásicas, sobre todo si tiene relación con España, es entendible que quiera tenerla en dicha colección pues no deja de ser una reliquia representativa de una época de este país.

Por afición: Al que le guste restaurar motos antiguas, es verdad que si la intención es ponerla a la venta cuando esté lista, hay motos con las que se puede sacar más dinero y que se venderán mejor; pero también es verdad que en el mercado de segunda mano hay Mercurios 155 a restaurar por precios muy bajos, es una moto muy sencilla y existe gran oferta de piezas tanto originales como réplicas nuevas, lo que facilita mucho las cosas al que se ponga con ello.

Moto bonita: Otro buen motivo para adquirirla es por estética, incluso como ornamentación. No es raro que alguien se haya enamorado de ella; aunque es muy simple y hay otras clásicas que considero aún más bonitas, esta moto en buen estado me parece preciosa.

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